HOMOS

Hombre de Cromagnon





Hace unos 50.000 años, una nueva raza humana eliminó al primitivo e inculto hombre de NEANDERTAL
de sus cuevas y de sus zonas de caza en la gélida tundra desprovista de árboles que se extendía
entonces hasta el sur de Europa y el centro de Asia, no sabemos aun de donde llegaron los hombres
de CROMAGNON tan dotados artística y técnicamente para extenderse casi en una explosión demográfica
en el paleolítico superior por Europa y África del norte y desde Asia hasta la china.

El hombre de CROMAGNON legítimo antepasado del hombre contemporáneo, con frente abovedada, arcos superciliares
apenas esbozados y un mentón bien acusado, al cabo de relativamente poco tiempo creó para sí y se adueño de
un nuevo mundo, entonces aparecieron en las cavernas unos grabados que aun en la actualidad nos fascinan
y nos maravilla, son figuras plásticas de animales y mujeres de tremendo valor expresivo.

Los utensilios de silex tallados con gran destreza anticiparon gran parte de los utensilios manuales,
aun en uso en nuestros días, a partir de entonces no solo existieron animales humanos evolucionados
dueños de utensilios y del fuego sobre nuestro planeta sino que comenzó a existir en este, hombres,
en el sentido completo de la palabra.

El hombre de CROMAGNON fue un gran cazador, los grabados de animales que pintó y grabó en las paredes
de las profundas y oscuras cavernas no servían de ornato, sino que representan probablemente el deseo de
influir mágicamente en el éxito de la caza, por esta razón se cubrían una y otra vez sin prestarles
la menor atención preciosas y artísticas representaciones de animales, cuando existía la necesidad
de capturar alguna nueva especie cinegética, se confería especial sentido a los nuevos grabados.

Los cazadores de CROMAGNON compensaron posiblemente a base de conocimientos muy especializados y de
concentración mental, su falta de medios técnicos, solo gracias a ello pudieron sentirse superiores
a las enemigas fuerzas del ambiente durante el periodo glaciar y reducirse la tundra junto con sus
grandes manadas de bisontes, renos, mamut, y caballos silvestres, al aumentar la población humana
disminuían simultáneamente las fuentes de alimentos de los cazadores recolectores, el hombre no
pudo confiar ya a la caza la satisfacción de sus necesidades alimenticias, comenzó a cuidar ovejas
y vacas como reservas vivientes de carne, grasa y pieles y a domesticar perros para vigilar los rebaños,
se comenzó la siembra sistemática de las formas primitivas y salvajes de nuestros cereales,
fue un proceso que duró milenios.

El cazador del pleistoceno fue trasformándose en un labrador sedentario, o se hizo un pastor más o
menos nómada, la intención del arado, el empleo de animales de tiro, la cerámica, la obtención de lana
y lino, y su hilado tejido, la construcción de casas granero, todo esto y mucho más son logros del
hombre que datan de final de la edad de piedra, cuando se aprendió a devolver mediante periodos
de barbecho o con abonos la fertilidad a los suelos agotados se hicieron posible las comunidades
rurales, sedentarias, y se protegieron con paredes y fosos o con empalizadas las aldeas paleolíticas
contra las fieras, las rapaces, las hordas de nómadas o los labradores que buscaban nuevas tierras,
los colonos aprendieron a diferenciar el ritmo de las estaciones del año que rige la siembra y la recolección.